Lo complicado de esta intervención en Old Bond Street, en pleno centro de Londres, fue seccionar y demoler las escaleras internas, los 5 suelos y la fachada del edificio Valentino mientras se realizaban los trabajos de nueva construcción; todo ello sin causar ninguna molestia al vecindario o a otras actividades comerciales. El plan de demolición se creó para que la empresa constructora pudiera realizar sus trabajos. El proyecto fue finalista de los ‘World Demolition Awards’ del 2016.