El reto era demoler esta torre de 15 pisos, adherida a un rascacielos de cristal en el corazón financiero de la ciudad, en un tiempo reducido, sin ruidos, vibraciones ni polvo, y con un área de obra inexistente.
Hemos desmantelado la estructura cerrándola y utilizando una perfecta organización que eliminaba los residuos en tiempo real. Una demolición que ha pasado desapercibida.